Esta semana pasada, algunos viejos amigos cazadores, víctimas de esta cruel vida y sus enfermedades, han dicho adios a este mundo.
Primero fue el amigo Maximino, compañero inseparable del otro amigo Jesús en la zona de Valleseco y todo Anaga, desde Los Catalanes hasta Chamorga, Benijos, Almáciga y aun más lejos todavia en la Punta de Anaga. Cada risco y cada valle que ellos recorrian, y que ahora sus amigos y compañeros seguirán recorriendo, están impregnados de recuerdos. ¿ Te acuerdas aquel conejo que sacó la Linda, o la Curra y como lo cogió y lo trajo a la mano?. Esas y tantas otras preguntas se seguirán oyendo en los valles de Anaga.
Después fue el "maestro Manolo Arocha". Así le conocían todos, cazador ejemplar respetuoso con todos los demás cazadores y con las normas. Fue mi maestro en la caza desde los 12 años, y recuerdo que tras la primera vez que me llevó, me preguntó ¿Te gusto? y yo solo le respondí, ¿cuando volvemos a salir?. A partir de aquel día, y mientras otro muchachos se divertían en otras ocupaciones, le acompañé muchos años Jueves y Domingos a Las Cañadas o al sur de la isla. Nunca recuerdo que a pesar de las meteduras de pata, que yo podría hacer como muchachuelo, me reprendiera de malos modos. Siempre era en sus enseñanzas, amable y considerado y preocupado con mi seguridad.
¡No te acerques a los riscos, ponte más atrás que te puedes caer sin querer!. Así era él un "Maestro".
Según su hijo que le acompañó hasta el último suspiro, antes de fallecer y antes de que le sedaran, su última conversación fue de caza, y recordando anécdotas en las que yo era su compañero.
Amigos Maximino y Manolo, dejaron buenos recuerdos como personas, como amigos y como cazadores.
Descansen en paz. No es necesario darles desde aquí a su familia nuestras condolencias, ya lo hocimos en su momento aunque con Maximino casi llego tarde.
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